miércoles, 5 de octubre de 2011

IDIOSINCRASIA CULTURAL DE BERNAL


 LOS CUENTISTAS DEL DESIERTO Y LA
                        
 
                                                        Por Diómedes Morales Salazar*
 
                                                        A Luz María Tume Quiroga, por
                                                        su afecto y simpatía bernalense. 
 
 
     Cuando el año pasado visité Bernal por primera vez, vi que este Distrito semeja a una culebra estirada en el desierto de Sechura, de unos dos kilómetros de largo aproximadamente. Su calle principal, espinazo medular de este batracio, resguardada por una o dos calles más paralelas a ambos lados, me dijo rápidamente del flujo modernista gracias al trabajo tesonero de sus habitantes. Y venía, por la lectura previa de el "Cuentista del desierto" (1), de Jorge Tume Quiroga, listo a conocer algo más de la idiosincrasia cultural de este pueblo piurano. Pues, obviamente, en este primer libro de cuentos, con el cual -ahora sé- se inicia la historia de la literatura de Bernal, percibí ya el apego al apodo, al chiste y a la anécdota, que son las primeras características de los pueblos criollos que, a veces, a pesar de su sangre indígena mayoritaria, propia del mundo oral andino, se deja influir con mayor incidencia por el costumbrismo y el salero negroide liberal. Y, por ende, estas características, son también sus primeros peldaños hacia la prosa literaria culta, como lo testimonia el "Cuentista del desierto", publicado por primera vez en setiembre del 2008 por Ornitorrinco Editores, de nuestro amigo Ricardo Ayllón.
 
     Y si bien no se puede negar que el apodo, el chiste y la anécdota, son patrimonio oral del mundo criollo analfabeto y semi analfabeto, afincado básicamente en las tres regiones del Perú; hay que reconocer además que en este mundo costumbrista, sobre todo donde el flujo migratorio es más permanente y masivo, hay también cuentistas orales que son sus personajes más legendarios, queridos y respetados por la población, como don Pedro Sandoval, el mítico personaje de "Fuga al final de la tarde" (2), la primera novela sobre Bernal, escrita por Teodoro Alzamora Lozano, nacido en Tambogrande, el límite -creo- entre el Bajo y el Alto Piura. Pero, estos personajes legendarios, que al apodo, al chiste y a la anécdota, añaden la costumbre, el mito y la leyenda, además de sus vivencias personales y su entorno social, y hacen de sus narraciones orales a veces cuentos cabales, como los publicados por don Juan Tume Pingo en "Amanecer Bernalense" (3), la Revista del Centro Cultural del mismo nombre que con sus once ediciones se ha convertido ya en la expresión más fidedigna de la idiosincrasia cultural de Bernal; tienen que, para rescatar y revalorar su mundo oral, usar también la escritura, el único vehículo de comunicación de la literatura culta, enfrentándose así a esa terrible contradicción existente desde la Colonia y la República hasta nuestros días, entre la cultura oral, iletrada, y la literaria de las clases gobernantes.
 
     La cual, debido a la educación escolar y universitaria, sostenida básicamente por la política democrática burguesa desde sus orígenes, ha ido paliando la contradicción entre analfabetos y alfabetos trayendo como resultado a los semi analfabetos que, en sí, somos todavía los ignorantes de la ciencia y la tecnología modernas, donde se sustenta nuestra dependencia cultural; que, quiera que no, durante el siglo XX, ha ido ganándole terreno a la cultura letrada, a tal punto que ahora podemos decir ya, con mucho orgullo, que el mundo literario oficial cuenta también con algunos poetas, cuentistas, novelistas y hasta críticos literarios que somos esencialmente semi analfabetos, que no tenemos una profesión del mundo burgués para vivir, pero sí un oficio u ocupación subalterna para sobrevivir. Esta realidad, incrementada más por la pequeña burguesía culta procedente del mundo obrero y campesino pobre, heredera a mucha honra de la cultura oral de sus padres y abuelos, hace ya, de la literatura peruana, un proceso necesario hacia la auténtica democratización del país, donde la igualdad de deberes y derechos ciudadanos deje de ser un mito, como es hoy todavía. Por eso, al referirnos a don Juan Tume Pingo, el primer cuentista de Bernal con estos distintivos, no debe extrañarnos sino más bien enorgullecernos por su aporte a la literatura distrital.
 
     Así, de estos cuentistas del desierto, sabemos que el mundo oral de Bernal es costumbrista; y, por ser un pueblo formado por emigrantes a lo largo de la República, pues su reconocimiento distrital data recién de 1921, no tiene mitos pero sí buenas leyendas que le permiten cimentarse en su pasado tradicional. Las cuales, contadas en primer lugar por don Juan Tume Pingo, referidas a "Los algarrobos y su sombra encantada" (4), "Los camotes de la María Dominga" (5) y "El canto de las lechuzas" (6); además de "El origen de los zorros", "La estrella enamorada", "Las flores de Chilco" y "La María Dominga", contadas en "Fic y la rebelión de los niños" (7), la primera novela de Jorge Tume Quiroga", publicada en setiembre del 2009 por Ediciones Altazor; configuran ya un mundo oral rico y sustancioso, como sus potajes culinarios, hechos para degustar. Además, pueblo agrario y comunal, destinado ya a la oferta y la demanda de la sociedad capitalista dependiente en que vivimos, ajeno totalmente al mundo de la cultura andina, donde el verso y la poesía, el canto y el baile folclóricos son sus distintivos peculiares, Bernal ignora por completo la poesía oral, el verso sentimental y la danza tradicional. Pues, su falta de expresión poética no se debe sólo al desconocimiento de la cumanana, que es el verso y canto más significativo de Piura, sino, creo yo, a su falta de rescate y revaloración de su sangre indígena mayoritaria, donde su idiosincrasia cultural sería más auténtica en comparación a sus costumbres fiesteras de hoy. Siendo, por eso, su música más popular, sólo música comercial: amorosa, cumbiambera, salerosa y proclive a la dominación neocolonial.
 
     El Bernal tradicional, como casi todos los pueblos del Perú, es todavía partidario de la república terrateniente que existió hasta la Reforma Agraria de Juan Velasco Alvarado, debido a su profunda veneración a su Santo Principal, el Señor de la Agonía, el cual -dicen unos- es un santo robado, y otros, un santo comprado, pero al fin y al cabo su Santo Principal, que compite en pleitesía con su Patrón San Francisco de Asis y con la fiesta de las crucesitas de Chalpón, entre otras; y tiene, por eso, espíritu cristiano, terrateniente y colonial, precisamente por ser todavía un pueblo agrario y comunal. Además, como sus congéneres, es también partidario de la democracia formal y representativa, propia de la política neoliberal con la cual se eligen a las autoridades municipales y gubernamentales; olvidando, o dejando de lado, la práctica ancestral de la democracia participativa que en el Centro Poblado de Chepito, capital de la artesanía de Bernal, se realizaba hasta hace poco más de una década, según  informa "Amanecer Bernalense" en su octava edición del año 2007, página tres. Pero Bernal es también un pueblo progresista, independentista (no independiente, porque la verdadera independencia en el Perú todavía no se realiza como tal), cuyo ánimo liberal e insurgente, amasado con su espíritu sumiso, aflora precisamente en sus apodos, en sus chistes y sus anécdotas que, a no dudarlo, mantienen viva la llama de la igualdad, el bienestar y la justicia. Y tan es así, que hasta en esos decires de navidad, llamados "Mariquillazos", prevalece la chacota, la ocurrencia satírica de las que hasta las mismas autoridades son víctimas a veces.
 
     Por eso, asumiendo su prosa literaria como un salto cualitativo de su idiosincrasia cultural, Bernal no sólo se da a conocer a través de ella al mundo moderno, sino que además asume desde el principio su responsabilidad histórica de rescatar y promover su mundo oral. Ello es meritorio, pues, como sabemos, la literatura peruana no fue tal desde sus orígenes, sino española y colonialista; y la republicana, siguiendo la costumbre, recién en el siglo XX se desliga de esos prejuicios y se hace independentista, describiendo la diversidad cultural. Y este devenir histórico literario atañe también a las literaturas regionales y locales. Pero si ése es el primer mérito de el "Cuentista del desierto", de "Fuga al final de la tarde" y de "Fic y la rebelión de los niños", además de los cuatro cuentos publicados por don Juan Tume Pingo en "Amanecer Bernalense"; desde el punto de vista estético, como era de esperarse, sus logros literarios tienen altibajos referidos no sólo a la pericia o impericia de cada uno de los autores, que es natural en estos casos, sino, básicamente, a la contradicción lingüística que significa el mundo oral y el mundo literario. Pues, como ejemplo, el "Cuentista del desierto" y "Fic y la rebelión de los niños" son textos más literarios en comparación a "Fuga al final de la tarde" y los cuatro cuentos de don Juan Tume Pingo, escritos en dialecto oral, a pesar, obviamente, de la dosis "culta" o literaria que contienen. Mientras que Jorge Tume Quiroga, en sus cuentos y en su novela, que casi siempre son historias anecdóticas de cada uno de sus personajes, donde el verbo oral es obligatorio a veces, usa con facilidad la expresión literaria y aunque se esmera en describir la circunstancia, plasmar la anécdota y pintar el chiste a cabalidad, retratar el escenario y el ánimo del personaje, logrando así algunos cuentos cabales de valía literaria; las leyendas, empero, en su novela, ajenas ya al verbo oral y al mundo tradicional y costumbrista de su entorno social, ligadas más a la imaginación y la creatividad literaria, se muestran, por eso mismo, concordantes con el realismo y la ficción juvenil.
 
     Pero la deficiencia de estilo de "Fuga al final de la tarde" y de los cuentos de don Juan Tume Pingo, se debe ante todo al uso y al abuso narrativo de la primera, la segunda y la tercera persona; pues, lógicamente, del arte de contar bien en estos estilos literarios depende mucho el éxito o el fracaso. Y, quiera que no, Teodoro Alzamora Lozano y Juan Tume Pingo, digamos así, embrollan a veces estos aspectos narrativos. Y, por ende, dejan en el lector ese hálito de deficiencia estética que se nota casi siempre en el escritor inicial. Mas, desde el punto de vista oral, porque la novela se presta para describir un mundo más diverso y complejo, variar caracteres y sicologías de la idiosincrasia popular; Bernal, a diferencia de los cuentos y leyendas que son sólo retazos de su vida en sociedad, aparece más completo, más propio de su modus vivendi. Siendo, por eso, mérito más que suficiente para su existencia perdurable. Pero, además, "Fuga al final de la tarde", nos muestra el mundo del Alto Piura, de esa sierra norandina donde la cumanana es signo distintivo del campesino pobre que trabaja por un mundo mejor.
 
     Y, si de costumbres y leyendas se trata, Teodoro Alzamora Lozano,y Jorge Tume Quiroga compiten en buena lid en lo que al costumbrismo bernalense se refiere, porque ambos son partidarios del apodo, el chiste y la anécdota, la experiencia vivencial del personaje legendario, el plato culinario, la festividad religiosa, los bailes costumbristas modernos y la danza de los Garivaldis, en carnavales; pues, "Mal presentimiento", "Un baile inolvidable", "El regreso del gigante" y "Justicia en el terral", de Jorge Tume, son cuentos estrictamente costumbristas, anecdóticos, pero cuentos cabales de valía literaria. Y las peripecias de don Pedro Sandoval que como arriero le suceden en su vida legendaria desde Bernal a Tambogrande y los pueblos andinos del Alto Piura, los motivos de su separación familiar, la muerte de su esposa, su vida final de panadero y los cuentos y las historias aprendidos en ese ajetreo que hacen de él, como buen bernalense, un narrador legendario y personaje principal de "Fuga al final de la tarde"; demuestran, pues, a Teodoro Alzamora Lozano, el autor de dicha novela, como un gran costumbrista, castizo por su dialecto oral, donde ciertos términos postizos aparecen impropios a la expresión popular, pero qué duda cabe, junto a don Juan Tume Pingo, que también se las trae en estos menesteres, es un costumbrista nato que debe ser revalorado como tal.
 
     Y, hablando de leyendas, "Los algarrobos y su sombra encantada", "Los camotes de la María Dominga", la más lograda y la más hermosa para mí de la oralidad más reciente, y "El canto de las lechuzas", de don Juan Tume Pingo, que lamentablemente falleció el año pasado, son leyendas donde se confunde el realismo existencial y el tremendo aporte del mundo sobre natural con que se tejen las historias. A las cuales, si se quiere, hay que añadir "La muerte de Guenceslau", que cuenta don Pedro Sandoval en "Fuga al final de la tarde", páginas 57 y 58, sucedida en la caleta de Parachique, donde la ironía y la comedia trágica se ponen de manifiesto. Estas leyendas, supeditadas a la historia de Bernal, que enriquecen su mundo moral, si las comparamos a "El origen de los zorros", "La estrella enamorada", "Las flores de Chilco" y "La María Dominga", contadas por Jorge Tume Quiroga en "Fic y la rebelión de los niños", se opacan un poco por el estilo y por la expresión oral, además de la impericia literaria y del hecho mismo de que ellas son sólo recogidas por el autor, mientras que las leyendas de Jorge Tume son inventadas, recreadas en el mundo imaginario del escritor, dueño de un lenguaje culto, sencillo, y de un discurso narrativo de estilo fluido y profesional, donde plasmar la historia es ejercicio cotidiano sin confrontación lingüística ni apremio laboral.
 
     Por eso, si bien desde el punto de vista estético, "El origen de los zorros", "La estrella enamorada", "Las flores de Chilco" y "La María Dominga", son leyendas de calidad literaria casi perfecta, desde el punto de vista de la temática, ellas se diferencian y unimisman en su carácter humanista, afectivo, sentimental y trágico existencial; donde, por ejemplo, "La María Dominga" solo se diferencia de "Los camotes de la María Dominga", de Juan Tume Pingo, en que ella "explica" la tragedia existencial de este fantasma que asoló los predios bernalenses cuando la creencia sobre natural y religiosa estaba todavía bien arraigada en el pueblo costumbrista; mientras que "El orígen de los zorros" aparece como castigo al ser humano por carnívoro y acecino de los animales. Y, "La estrella enamorada", cuyo personaje ofrenda su vida por el amor sincero y fiel, abandona su destino divino por el sino humano. Y, "Las flores de Chilco", que con "El origen de los zorros" son leyendas pre incaicas, usan el don de la transformación, modificando así no sólo a la especie humana, sino también a la animal y vegetal; dejando, para el lector, el mito ancestral del reordenamiento genético, anímico y social, donde la esperanza sea un hecho fidedigno y el ideal una realidad inevitable.
 
     Mas, como yo apuesto, sin duda alguna, por ese costumbrismo progresista e independentista de los pueblos criollos del Perú, donde el apodo, el chiste y la anécdota son características del mundo oral analfabeto y semi analfabeto en que vivimos, ajeno al costumbrismo de pleitesía religiosa con el que las clases dominantes promueven la sumisión y la dependencia, creo que la tarea cotidiana de la Revista "Amanecer Bernalense" de rescatar y difundir la idiosincrasia cultural  de este pueblo insurgente al cual hoy rindo pleitesía, debe coronarse con la edición de libros afines al pueblo sechurano y peruano en general, de chistes y anécdotas, los cuales serán el espejo de su idiosincrasia cultural. Asimismo, esta Revista, la primera de su género, a pesar de su humildad y paciencia en su trabajo tesonero, tiene el mérito histórico de preocuparse por estos menesteres y, por ende, debe figuarar en una vitrina especial en la Municipalidad Distrital de Bernal, junto a las obras literarias ya indicadas, porque forma parte de la historia literaria que se ha iniciado ya con el mérito anotado por este humilde servidor.
 
NOTAS:
 
1. Cuentista del desierto, Jorge Tume Quiroga, Ornitorrinco Editores, Lima, Primera Edición, setiembre del 2008.
2. Fuga al final de la tarde, Teodoro Alzamora Lozano, Casa Nuestra Editores, Trujillo, Primera Edición, febrero del 2009.
3. Amanecer Bernalense, Revista del Centro Cultural, Editor Jorge Tume Quiroga, Edición anual, su primer número apareció en 1999.
4. Cuento, Amanecer Bernalense, Edición No. 6, Año 2005, pp. 06-07.
5. Cuento, Amanecer Bernalense, Edición No. 7, Año 2006, pp. 06-07.
6. Cuento, Amanecer Bernalense, Edición No. 8, Año 2007, pp. 06-07.
7. Fic y la rebelión de los niños, Jorge Tume Quiroga, Ediciones Altazor, Lima, Primera Edición, setiembre del 2009.
 
*Diómedes Morales Salazar (Contumazá, 1956). Escritor y periodista de oficio. Reside en Trujillo, donde ha publicado dos poemarios y un libro de cuentos e integra el Grupo Literario "Greda" y, actualmente, es el presidente fundador de la Asociación Cultura y Sociedad "Alfarero". 

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