Para mejorar impacto de proyectos a favor de la niñez
Destacaron importancia de procesos de evaluación y sistematización
La Asociación Cristiana de Jóvenes del Perú –ACJ- dio cuenta de experiencias relacionadas a la promoción de la infancia, desde el enfoque de los derechos humanos, e informó sobre la importancia de los procesos de evaluación y sistematización en la “replicabilidad” de las intervenciones de mayor impacto social, durante el conversatorio: “Buenas Prácticas en la Promoción de la Infancia”, realizado la tarde del martes 21 del corriente mes, en el teatrín de Humanidades de la Universidad Nacional de Trujillo -UNT.
El conversatorio se desarrolló como parte de las estrategias de difusión y comunicación para la “replicabilidad” del aprendizaje del programa “Fortalecimiento Comunitario y Empoderamiento Cívico a favor de Niños, Niñas y Familias Relacionadas al Trabajo Infantil en el Relleno Sanitario de El Milagro, Trujillo”, financiado por el gobierno británico (DFID, siglas en inglés de su Departamento para el Desarrollo Internacional), Y´Care International y ACJ.
“Hemos venido a compartir con la comunidad universitaria de la UNT una experiencia de promoción de la infancia, que hemos trabajado en conjunto con otras redes de trabajo, como la Red por un Futuro sin Trabajo Infantil y la Coalición por los Derechos al Juego. Creemos oportuno dar cuenta a la comunidad trujillana de lo que se viene haciendo con intervenciones sociales que están impactando en la vida de los pobladores en situación de pobreza de Trujillo”, explicó la directora ejecutiva nacional de ACJ, magíster Rocío Solís Vargas.
El conversatorio captó el interés de los asistentes sobre aquellos aspectos que no se toman en cuenta en los procesos sociales de intervención: la evaluación y sistematización de las buenas prácticas, que ayudan a que el Estado tome nota y se pueda replicar con mayor cobertura las intervenciones. “Evidentemente, las ONG sólo podemos hacer intervenciones de corto alcance, pero, sí, el Estado puede replicar las prácticas; entonces, se puede lograr que lo que se hizo en pequeñito pueda tener un alcance e incidencia a nivel nacional”, dijo Solís Vargas.
“Hemos tenido una población de 230 niños, de ellos el ochenta por ciento ya no trabaja y el veinte por ciento combina el estudio con el trabajo, es decir, han reducido sus horas de trabajo, y se ha logrado que haya una nueva actitud de parte de los actores del gobierno para tener en agenda pública el tema de la infancia”, acotó.
Asistieron alumnos de los últimos años de la Escuela de Trabajo Social de la UNT, docentes de la misma universidad, beneficiarios del programa ejecutado en El Milagro, personal de la ACJ e invitados especiales de La Red por un Futuro sin Trabajo Infantil y la Coalición
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