miércoles, 24 de octubre de 2012

Sobre la Violencia y Delincuencia juvenil (I)

Víctor Ramírez Alvarado
Recuerdo haber leído en este mismo medio un artículo sobre Violencia y delincuencia juvenil, más o menos a finales de Septiembre del presente año en razón de la ola de violencia que se viene desatando en nuestro Valle y que a todos nos consta pero también todos permanecemos cómplices pasivos de esta desgracia. Y es necesario recordar continuamente sobre las causas y orígenes de este mal toda vez que es muy poco o casi nada lo que desde este enfoque se hace, y ya mencioné que todos somos cómplices pasivos, nosotros los ciudadanos comunes y ahora tendría que destacar la mayor responsabilidad que recaería principalmente en nuestras autoridades a quienes los hemos elegido para que en la confianza como vecinos brinden soluciones a temas tan antiguos, siempre vigentes y lo más triste en lamentable CRECIMIENTO, puedan como mínimo mantener bajo control. ¿Acaso la seguridad y tranquilidad ciudadana de un pueblo no es cartera principal en los planes y propuestas de gobierno de todo candidato y gobernante?. Me viene a la memoria esa frase: “Si el mal avanza es porque el Bien no hace nada por detenerlo” y como cae al dedillo. Recientemente el presidente de la República ha declarado enfáticamente: “La Seguridad ciudadana es responsabilidad de las Municipalidades…”, ¿Y?, simple: Estamos a merced de que nuestras autoridades municipales den a este problema la importancia, trascendencia y prioridad que por el impacto en las VIDAS HUMANAS, el orden social, moral, comunal, turístico y económico tiene frente a “Obras son amores...” frase que yo mejoraría así: “Obras son amores, ingresos extras, publicidad, sitial político, vanidad, corrupción, porcentajes, compadrazgos, sobonerías, contubernios, etc.”. Se debe entender que no estoy en contra de las obras ¡cómo habría de estarlo!.
Ahora, ¿Cuál es la solución más fácil, aquella sencilla, directa, pero ¡eso sí!... ¡Marquetera!, esa que facilita una postal a todo color, en primera plana: Implementar serenazgo. ¿Y quién puede negar que es una medida válida y necesaria?. Reprimir, castigar, … Apagar, sobre todo cuando ya estamos hasta las cejas con el problema que inconscientemente hemos contribuido a su desarrollo; ¿Nos vamos a sumar a la legión de “jardineros”, con respeto a esta noble actividad?, es decir, ¿vamos a seguir “podando” el problema? ¿Y qué hay de la causa, de la raíz de la misma?. Pues bien en este artículo se pretende poner de relieve lo último, la causa del problema de la violencia y delincuencia juvenil, toda vez, que apunta a una solución de un impacto más integral en todo aspecto socio económico, educativo, moral, espiritual si se la sabe enfocar y encausar adecuadamente.
Bien, esas causas son bien conocidas y la mayoría de ellas han sido listadas y bien resumidas en el artículo del amigo Rojas Rueda del 24/09/2012 que comentaba al principio, así que, si quiere recordarlas remítase a esa fecha en este mismo diario. Diferentes especialistas han aportado con estudios y estadísticas que justificarían sus conclusiones de los cuales voy a mencionar una perla para muestra, la del Dr. James Dobson sí, el de Focus on de Family, quién en su libro “Cómo criar a los varones” entre tanta información nos indica: “Cuando se compara a los muchachos con las muchachas,…, es tres veces más probable [los muchachos] que los inscriban como drogadictos, y cuatro veces más probable que les diagnostiquen que tienen trastornos emocionales. Ellos se encuentran en un riesgo mayor de padecer de esquizofrenia, autismo, adicción sexual, alcoholismo y enuresis, y de practicar toda clase de comportamiento antisocial y criminal. Es doce veces más
probable que ellos maten a alguien, y su índice de mortalidad en accidentes automovilísticos es 50% mayor. Setenta y siete por ciento de los casos de delincuencia presentados ante los tribunales, tienen que ver con el sexo masculino…”, “El Dr. Michael Gurian, sicoterapeuta y autor de un éxito de librería The Wonder of Boys, dijo que la confusión y la insatisfacción de los varones son particularmente evidentes en la educación pública.”. “Una de las razones por las que algunos adolescentes reaccionan violenta y tontamente es que no hay nadie en casa con quien puedan contar para que los ayude a bajar del precipicio. Tarde o temprano, todo da vueltas alrededor de la calidad de la vida familiar. Ese es el gran problema”. “Otro factor clave es la preponderancia de la violencia en los medios de comunicación, que les ha enseñado a los niños la manera equivocada de enfrentarse a quienes los atormentan… Cuatro prestigiosas organizaciones americanas han asociado la violencia en la televisión, la música, los video juegos y las películas, con la creciente violencia entre los niños. Esas organizaciones son: la Asociación Médica Americana, la Academia Americana de Pediatría, la Asociación Sicológica Americana y la Academia Americana de Siquiatría Infantil y Adolescente. En parte, sus declaraciones unánimes dicen así: Los efectos de la violencia son significativos y duraderos. Además, ver violencia por mucho tiempo en los medios de comunicación, puede conducir a la desensibilización emocional, hacia la violencia en la vida real”.
Como ven se conoce el análisis causa raíz del problema, los efectos del mismo lo vivimos en carne propia cada día en nuestra sociedad, el gobierno central ha venido aclarando y señalando a los directos agentes responsables de la seguridad ciudadana y, ¿Cuánto tendremos que seguir esperando para que se tome consciencia al respecto de las causas del problema? ¿Qué aporte hacen las instituciones privadas mediante acciones o iniciativas individuales? ¿Todos no estamos inmersos en el problema o en la educación de los demás? ¿Acaso no nos afecta por igual la violencia, criminalidad, la educación de los más necesitados, la ignorancia, inconsciencia civil y comunal y la ruptura de la unidad familiar de la comunidad que habitamos? ¿A la corta o la larga no es más rentable invertir en la culturización y organización de nuestros conciudadanos quienes como producto final serían los mejores fiscalizadores y guardianes del ornato, delincuencia, cuidado y mantenimiento de toda infraestructura civil? Se hacen obras, se las vuelve a rehacer, remodelar o reparar, se construyen y reconstruyen plazas, se siembran y resiembran parques, jardines, veredas o calzadas, pavimentos, se adoquinan y se “des adoquinan” las calles, ¿¡¡¡Qué es esto!!!? ¿A qué estamos permitiendo que nos jueguen? ¿Acaso el turismo y las benditas “obras” no se ven afectadas, descuidadas y dañadas por la ignorancia de la gente de ayer, hoy y los de mañana, es más, acaso no nacen ya con defectos y “malformaciones genéticas” transmitidas por una corruptela y mafia que se mantienen de generación en generación cual maldita herencia y porque no hay quién las fiscalice adecuada y conscientemente tanto por el ciudadano común como por la autoridad elegida? ¿Qué hacen las instituciones por la sociedad, a parte de cuidarse ellas mismas? ¿Qué impacto producen en nuestra comunidad para reconocerlas y saber que están vivas y gestionadas con efectividad? Para mí, por lo menos en cuanto a prioridad de ejecución, las obras deberían ser “ganadas” por el barrio o distrito que se lo merece porque demostraría iniciativa e interés en la organización, orden, limpieza y cuidado, respeto mutuo entre los vecinos y que tiene como mínimo un plan sostenible de conservación medio ambiental, seguridad e higiene pública. La autoridad local debería promover, gestionar, organizar y asesorar, priorizar, regular y monitorear mediante estrategias y planes concertados lo anterior, motivando y “empujando” a cada barrio a que tome conciencia de la importancia de organizarse y tomar acciones concretas para su mejoría y bienestar integral.





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