jueves, 4 de octubre de 2012

OPINION

SUTEP: Lo que siembran se viene cosechando

Por: Leandro Rojas Rueda
En momentos en que el pueblo peruano vive preocupado y angustiado por la violencia y la delincuencia, que cotidianamente informan los medios de prensa. La actitud de los “educadores” demostrada en sus recientes manifestaciones contra la propiedad pública (rotura de lunas en la sede del Ministerio de Educación) es más que lamentable, porque, la lamentación es pasajera. En cambio, sus actos han quedado grabado en las mentes de niños y adolescentes, quienes van a replicar en el futuro no muy lejano, lo que han visto hacer a sus maestros, indudablemente que ellos (los alumnos)lo van a perfeccionar y ampliar la avería que han ocasionado sus maestros.
¿Cual es la diferencia entre la actitud y la avería ocasionada por los sutepistas, y la avería que ocasionan los pandilleros en la propiedad pública y privada?. ¿Como podrán corregir los maestros a sus alumnos?, o, ¿con que autoridad podrán corregir a sus hijos, considerando, que la mayoría de ellos deben ser padres y madres de familia?. Es muy triste el espectáculo que vienen ocasionando los huelguistas. Pero, creo que no podemos echarlos a todos ellos en el mismo saco. Probablemente haya entre ellos, algunos rescatables buenos maestros, que por presión se hallen involucrados en los lamentables acontecimientos.
Cabe recordar, que los maestros resultan espejos para los alumnos, toda vez que su misión es enseñar con la palabra y el ejemplo. Por consiguiente, el maestro, es maestro dentro y fuera del aula escolar en el proceso de formación educativa (educar en valores), al margen del curso o materia bajo su responsabilidad. Por cuanto, en el proceso de formación educativa de los niños, es preponderante resaltar la actitud del profesor, por constituir estos, los modelos del alumno, al ser objetos de permanente observación valorativa por parte de ellos.
En tal sentido, los maestros que son conscientes de su rol y responsabilidad frente a la formación de los futuros ciudadanos del país, y equivocadamente se hallan involucrados en la huelga, deben reflexionar, evitando actos de mal ejemplo. Considerando que la labor docente es vocación y apostolado. Salvo, que hayan elegido la carrera de maestro, no por vocación sino por necesidad de trabajo, considerando que es la carrera que brinda mayor oportunidad. Al respecto, quien no recuerda palabras como esta: “si no consigo ingresar a la carrera que quiero, aunque sea de maestro postularé”. Como si la carrera de maestro no fuera el más importante de todas las carreras.
Efectivamente, la profesión de maestro, en esencia, es la más importante dentro de la sociedad. Por cuanto tiene la delicada labor no solamente de transmitir conocimiento, sino también la de educar en valores a los futuros ciudadanos. Por consiguiente, es en el maestro que reposan las esperanzas de desarrollo del individuo, de la sociedad y la nación. A partir de su dedicación, salen los profesionales de otras disciplinas que demanda y requiere todo proceso de desarrollo económico y social de un país. Entonces, el progreso o fracaso de los futuros ciudadanos será el resultado del ejemplo y la calidad de enseñanza de sus profesores, sumado a la adecuada implementación de políticas públicas, insumos (materiales didácticos y otros), así como de la infraestructura educativa.
En consecuencia, la visión y enfoque laboral del maestro, dado a la naturaleza de su trabajo, es muy distinta a otras profesiones, por cuanto su labor fundamental es formar ciudadanos libres y útiles a la sociedad. En cambio, el trabajo vinculado a otras carreras profesionales, es para producir bienes y
servicios, para satisfacer las necesidades de la población. Por lo que la profesión de maestro debe merecer un trato especial, no solamente en materia de remuneraciones, sino también en las condiciones laborales.
Y, hablando de remuneraciones, que es causa de frecuentes conflictos y huelgas, con desastrosas consecuencias para el futuro de los educandos y del país. Al parecer, existe mucho desorden de larga data, ocasionada por equivocadas políticas públicas en materia educativa y remunerativa, implementadas al gusto y criterio de políticos de los gobiernos de turno, que han intervenido en este asunto, con resultados a la vista por todos conocidos. No se ha establecido políticas de estado en materia de educación con una clara visión de objetivos de largo aliento, pensando en el país que queremos para los peruanos, con metas de corto, mediano y largo plazo; con la participación consensuada de todos los actores involucrados, a fin de legitimar el proceso.
Tal situación nos ha conducido al embalse de muchas cosas insatisfechas en el tema de educación, entre ellas el aspecto remunerativo, que con frecuencia nos recuerda la profunda crisis que atraviesa dicho sector, a través de las huelgas y manifestaciones muchas veces violentas. Las horas de clases perdidas por las huelgas anteriores nunca se han recuperado al 100%, sin embargo los maestros han cobrado las horas dejadas de trabajar al 100%. Es por ello, que en esta ocasión, nuevamente están condicionando el levantamiento de la huelga al pago por los días no trabajados, con el consabido cuento de la recuperación de clases, a sabiendas de que humanamente no es posible recuperar, salvo de que terminen en Febrero del próximo año.
En tal sentido, los profesores tiene que tomar conciencia de su actitud y rol frente la sociedad, demostrando algo de ética, por cuanto una huelga es una huelga, no están de vacaciones para reclamar pago, los que se aventuran en una huelga se supone que conocen a lo que se exponen. El gobierno tiene que hilar muy fino para salir de este embrollo, sin perpetuar la mala calidad educativa y el mal ejemplo para la formación de nuestros niños. La solución de los males del Perú, tienen que comenzar por la educación, si se quiere comenzar con la gran transformación, tantas veces reclamada.

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