Mal fue enfocado desde adentro por promotores de salud
La dura realidad que aqueja a los afectados por tuberculosis, en Virú y Ascope, fue mostrada a las autoridades y población de estas provincias, el sábado 04, al incorporarse al dominio público los primeros reportajes producidos por los promotores de salud que, como reporteros móviles, participan en el proyecto de comunicación Habla, promovido por la fundación española Anesvad, para concienciar a la población sobre las problemáticas locales de salud.
En forma simultánea, viruñeros y ascopanos, en diferentes niveles organizacionales y directrices, se asomaron a la realidad de la tuberculosis contada por sus propios protagonistas, afectados, ex afectados y familiares. La realidad innegable del mal fue mostrada en materiales previamente grabados por los promotores de salud. El resultado ha sido la radiografía de una realidad hiriente, por la indiferencia frente a un enfermo de muchos rostros, dijo la directora de Comunicaciones de Anesvad, Pilar Matías Gurrea.
Previamente, el equipo de reporteros móviles del Proyecto Habla, en Guadalupito, Virú, registró entrevistas sobre el propio trabajo de los promotores, charlas educativas a la comunidad, en un colegio, y a madres con lactantes. “Entrevistaron a Juana, que perdió el oído debido a la enfermedad y su durísimo tratamiento, e Inocenta, que resaltaba la discriminación que padeció y el cierto abandono por una parte de su familia”, contó.
Se constató el problema de la tuberculosis y el déficit en salud que sufre Guadalupito, cuyo centro de salud carece de medios y personal: son 7 médicos y enfermeras –ninguno de ellos especialista- para una población de 7000 personas. Que el módulo de atención a afectados por tuberculosis lo constituye un pequeño cuarto de baño reutilizado para ese fin, situado en el patio trasero. Que la tuberculosis es “la última rueda del coche”, en cuanto a prioridades de salud pública. Y que tampoco la ciudadanía está suficientemente concienciada.
En cuanto a Ascope, los reporteros móviles visitaron distintos asentamientos humanos de la zona. Es en este contexto, donde la enfermedad más prolifera, porque es allí donde se concentra la pobreza. Las familias viven hacinadas en pequeñas viviendas hechas de caña, cartón, plásticos y metal. En muchas de ellas, no hay agua potable, ni electricidad, y el saneamiento ambiental es deficitario. La jornada finalizó por la tarde del sábado –en palabras de Matías Gurrea- con miras a un panorama más esperanzador, de conciencia ciudadana.
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