lunes, 18 de julio de 2011

OPINION DE VICTOR GOMEZ RUIZ

OPINION
SABADO DE FUTBOL Y POESIA
Por: Víctor Gómez Ruiz

El sábado ya había sido saldado como un día feliz. Las dos hermosas rosas que Carlos Lobatón y Juan Manuel Vargas alojaron en el pórtico colombiano nos pusieron a gritar como hace treinta años no lo hacíamos por la camiseta blanquirroja; el “Mago” Markarián, con su don de líder, de profesional serio y su capacidad de estratega, fue capaz de levantar a todo un pueblo y generar de sus gargantas ese clásico grito del ¡Arriba Perú! Nuevamente el fútbol se posesionaba como el rey de los deportes y nos retornaba a un espacio del que muchas veces quisimos alejarnos ¡Pero cómo imaginar la vida sin el fútbol?
Decía que el día había sido suficientemente copado en su cuota de felicidad como para ser otorgarle la categoría de extraordinario. Con alegría y entusiasmo nos dirigimos a la cuatricentenaria, señorial y fervorosa ciudad de Guadalupe; allí Carlos Antinori y los miembros de la directiva liberteña recibiríamos al doctor José Vargas Rodríguez, presidente nacional de la Casa del Poeta, quien acompañado de vates peruanos y extranjeros, llegaba para instalarnos y juramentarnos como la primera directiva de la Casa del Poeta de la Región La Libertad con sede en Guadalupe. Me causó agradable sorpresa observar el auditorio del reconocido y honorable Club Unión totalmente lleno, cosa que no sucede muy a menudo cuando se trata de actividades culturales, pero estábamos en Guadalupe, en esa tierra de historia y tradición milenaria, en esa porción que trasmina a señorío cultural ni bien uno pisa su suelo. La  presencia de periodistas del medio, e incluso una señal de cable que transmitiría directamente la ceremonia, aumentó mucho más mi felicidad. Los miembros de la directiva fuimos llamados por el presidente nacional y recibimos explicaciones respecto a los grandes objetivos a lograr, coincidencias totales y procedimos a la ceremonia de juramentación, más sorpresas, el señor alcalde provincial de Chepén, doctor Wilfredo Quesquén Terrones, se encontraba en la mesa de honor, acompañado del primer regidor de Guadalupe, Profesor Juan Carlos Hernández Cabos (destaco la generosidad de ambas municipalidades, la de Chepén nos entregará el día martes una computadora para uso de la sede, y la de Guadalupe fue quien más nos auxilió para cubrir la logística de la ceremonia, menciones especiales también para los señores alcaldes de Pacanga y Pueblo Nuevo). Con estos adicionales la felicidad había llegado a su punto más alto, al extremo que ya temía por mi corazón.
Entre juras; reconocimientos de la comuna de Chepén y Pacanga y del Club Unión para con nuestros ilustres  visitantes; declamaciones de escolares y aficionados, el reconocido buril poético del decimista Antonio Escobar y  la melodiosa voz de Carmencita Chamochumbi, la vitalidad poética del chapetón Alfonso Jiménez; desfilaron también con su arte la chilena Marvi Márquez, y los peruanos Andrés Kúo, Anita Martinez y Lili Cuadra; así fue transcurriendo una  noche de ensueño, donde la palabra cobró su revancha ante el bullicio hueco y soso de todos los días, la palabra se emperifolló de poesía visitando Guadalupe y se quedará allí, en la Casa del Poeta que hoy dirige Carlos Antinori junto a un conjunto de ilusos habitantes del valle Jequetepeque que han escogido el sinuoso camino del arte creativo literario, estuvieron Antonio Escobar, Noemí Arana, Josué Vallejos, Miguel Arbildo, Alexander Suárez, Eliodoro Martínez y Víctor Gómez. Elogios, abrazos, proyecciones en el tiempo de lo que se viene, culturalmente hablando; y una charla de café en casa del flamante presidente, cuya familia ratificó el buen concepto de anfitriones que tienen los guadalupanos. En síntesis, una noche feliz e histórica, ahora que venga el trabajo, acá estamos para entretenerlo.  

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