martes, 4 de diciembre de 2012

Cuando los guadalupanos combatían


OPINION
Jaime DezaRivaslata

Con tal título aparece un libro de historia del joven investigador jhon Sánchez Gonzales, cuyos frutos aseguran la continuidad de esta investigación en la región, y particularmente en el valle Jequetepeque. Son pasos que continuarána los calificados de Elías Alvarado, José Vicente Rázuri, Román Balarezo, Oscar y Luis Lostaunau , Octavio Polo y otros que nos dejaron pero que al no tener las facilidades de publicar su obra quedó inconclusa.

Es un aporte, valioso y entusiasta, descubre o ayuda a descubrir para el público profano personajes como el niño Yginio Abanto Paredes, que a los once año de edad partió de su hogar, desde una humilde casa guadalupana cerca a los extramuros de la villa para unirse al ejército libertador de la milicia del escuadrón “Dragones de Pacasmayo”, luego conjuntamente con este escuadrón forma parte de los Húsares de Junín participando en las batallas de Junín y Ayacucho, dejando sus huellas en la Pampa de la Quinua, donde se batieron los valientes para sellar la independencia americana.

“No se conoce de todos los ejércitos independentistas un militar de más corta edad…- nos dice elautor – de regreso Guadalupe se dedicó a las faenas agrícolas…el combatiente más joven de la guerra de la independencia…el precoz guerrero guadalupano, percibió el sueldo mensual de un peso como vencedor de Junín: ínfima gratitud del estado a tan inmensa gloria…” (Ob. Cit. 21)

Por sus páginas desfilan cortas pero interesantes biografías de combatientes por la independencia, montoneros de caudillos militares del siglo XIX y de la guerra del Pacífico, todos guadalupanos: Urbano Balarezo, Manuel Banda, Juan Manuel Castañeda, Wenceslao Castañeda, Manuel Martínez, Agustín Pérez García, otro niño que se presenta voluntario al llamado de la libertad de San Martín y al paso de Bolívar por Guadalupe,Eleuterio Matute, Manuel Montoya en elcombate del Dos de Mayo defendiendo al Callao y el argentino “Guadalupanizado”General José María Plaza vencedor de Ayacucho.

Que conozca es el primer intento por escribir biografías de tales personajes, es el mayor mérito de nuestro autor. De ellos sí se conocían algunos datos; pero Jhon logra descubrir en los archivos dispersos de la historia nacional mayor información y con la rigurosidad que es notable en este novel historiadorcita tras citas confirma sus opiniones.

A los nombres propuestos por nuestro autor, debemos agregar los nombres de cuarenta voluntarios que marcharon en defensa de la patria, como lo dice el semanario El Ferrocarril delmes de marzo de 1880, que dirigía el prestigiado periodista don Santiago Montoya, los que se escribieron luego de la arenga del Sargento Segundo Mc Evoy, no sabemos si fue también guadalupano o emisario para reclutar voluntarios enviado por el gobierno del traidor Mariano Ignacio Prado. Nombres que aún están registrados, a la espera de ser reconocidos pero faltan estudiosos como John.

Es un libro que no sólo informa, sino que nos hace meditar – tal vez sin proponerse el autor- ¿qué motivó a niños participar en la guerra de independencia? De qué ideólogos se nutrieron, ¿Sabrían leer? Son misterios que mayores estudios alcanzarán a explicar.

Cuando los guadalupanos combatíanes por hoy el mejor texto de historia al respecto y gracias a nuestro joven amigo, los estudiantes podrán aprender más de su historia. Ojalá pronto se realice una vieja aspiración: El Centro de Estudios Históricos del Valle Jequetepeque, estoy seguro que con estos investigadores pronto será realidad.

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