Por Santiago Pérez
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Análisis
de lo más relevante para las Relaciones Internacionales del año 2012 en América
Latina, Estados Unidos, Asia Pacífico, Medio Oriente, Europa y África.
Sin dudas el tema político del 2012 en
América del Norte fue la elección presidencial en Estados Unidos, donde Obama
logró sobreponerse al complejo momento económico y consiguió su re elección. Desde
el punto de vista local, Washington deberá prestar especial atención a intentar
superar en forma definitiva la crisis económica y al mismo tiempo sobreponerse al
complejo desafío del “Abismo fiscal”. Sobre el cierre del año, la matanza de
Connecticut, en donde 30 personas murieron en manos de un estudiante, abrió una
vez más del debate en torno a las armas de fuego dentro del país. Obama se
mostró, por primera vez, dispuesto a combatir un problema de alta sensibilidad
y complejidad para la política y la cultura interna de los Estados Unidos. En
el plano exterior, el Consejo Nacional de Inteligencia dio a conocer un informe
en el cual comienza a prever un nuevo escenario internacional donde Estados
Unidos ya no será la primera potencia mundial. De aquí a 30 años China podría
ser la nueva economía dominante y los Estados Unidos deberán operar en un
sistema internacional multipolar, donde no será una sino muchas las naciones
que lideren las Relaciones Internacionales a nivel global. La lógica unipolar (de
una supremacía absoluta e incuestionable de los Estados Unidos) de la posguerra
fría, podría, finalmente, llegar a su fin.
El Asia Pacifico vivió un 2012 de
marcada tensión si lo comparamos con años anteriores. La revitalización del
conflicto entre China y Japón en torno a la soberanía sobre las islas
Senkaku/Diaoyu y su mar adyacente amenazó (y amenaza) con desestabilizar toda
la región. Se trata de una disputa entre dos de las tres mayores potencias
económicas a nivel mundial. Dicho diferendo podría reabrir viejas y delicadas heridas
de guerra tanto japonesas como chinas. Al mismo tiempo, la potencial existencia
de recursos naturales en las aguas que circundan el archipiélago hace que la
disputa tome mayor intensidad. Recordemos que Japón es un país que no tiene
petróleo y depende 100% de la importación de este combustible para su
desarrollo. Al mismo tiempo, Estados Unidos mantiene una fuerte presencia
militar en la región para detener cualquier avance de China sobre los intereses
de sus aliados. En definitiva, un enfrentamiento de Realpolitik que atañe a las
dos naciones que se disputarán el liderazgo global durante buena parte del
Siglo XXI. Dentro de este enfrentamiento entre superpotencias, China dio una
demostración de capacidad al realizar con éxito un ejercicio de despegue y
aterrizaje de un avión de combate de fabricación propia sobre un portaviones
también propio. Hasta ahora, China, era el único Estado miembro permanente del
Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que carecía de esta estratégica
herramienta militar. En definitiva, una suma de factores que influyen en forma
determinante en el precario equilibrio entre los países de la región y el
omnipresente Estados Unidos.
Como todos los años, el Medio Oriente aportó
un capítulo de alta relevancia para la agenda global. La crisis en Siria lleva
ya casi dos años, 40.000 muertos y ninguna resolución. Naciones Unidas se encuentra
atada de manos por el diferendo que enfrenta a Estados Unidos, Francia y Gran
Bretaña con China y Rusia. Las potencias
occidentales presionan por intervenir en el país y dar un solución “al estilo
Libia” a la crisis. Rusia y China (aliadas de Al-Assad) se oponen a una
avanzada de la OTAN sobre Siria. Siria se encuentra a escasos kilómetros de
Rusia y Moscú consideraría una “invasión” de la Alanza Atlántica sobre dicho
país como una intolerable intromisión de Washington en su área de influencia
directa. En los últimos meses del año, el conflicto entre el régimen de
Al-Assad y los “rebeldes” pareció volcarse casi irreversiblemente en favor de
estos últimos. Los combates entre las milicias irregulares (apoyadas por
occidente) y el ejército sirio (apoyado por Rusia) llegaron a las puertas de
Damasco lo que demuestra la debilidad del cuestionado presidente sirio. Por último
los rebeldes lograron un importante triunfo político al haber sido reconocidos
como Gobierno por 100 países en la cumbre de Marraquech, Marruecos. Este nuevo
escenario podría facilitar la provisión de armamentos a los rebeldes por parte
de naciones extranjeras y así apurar el desenlace del conflicto. También dentro
del Medio Oriente la insuperable inestabilidad del conflicto árabe-israelí tuvo
un pico de tensión en Noviembre con el intercambio de proyectiles y bombardeos
entre la Franja de Gaza e Israel. El enfrentamiento encontró su fin con un
acuerdo de alto al fuego, pero teniendo en cuenta que el conflicto lleva más de
seis décadas, no sería de extrañar un rebrote de violencia en el corto o
mediano plazo. En el campo diplomático, Palestina logró un importante triunfo
durante 2012 al ser reconocido como “Estado” no miembro de Naciones Unidas.
Europa dedicó casi la totalidad del año
a intentar, hasta ahora sin éxito, solucionar la severa crisis económica que la
aqueja desde hace ya cuatro años. Pareciera que los países del sur de
continente como lo son España, Italia, Grecia y Portugal no logran encarrilar
sus economías. Desde el punto de vista político la crisis marcó el ascenso de
Alemania como líder de la Unión Europa continental. La economía germana ha
sabido sobreponerse a la debacle. Francia ha quedado relegada a un segundo
lugar económico (pero no militar) dentro de la Europa de los 17, limitándose a
coparticipar de las decisiones de Berlín. Otra consecuencia de la crisis es la
cada vez más marcada separación entre Gran Bretaña y el continente. Londres ha
tenido una posición escéptica ante los infinitos paquetes de ayuda y al futuro
del Euro. La confirmación del referéndum para la independencia de Escocia para 2014
termina de dar forma la situación política de las islas británicas.
África tuvo también un 2012 agitado.
Grupos fundamentalistas (y terroristas) islámicos generaron tensiones en Mali,
donde el gobierno simplemente perdió el control del norte del país. Francia,
antigua potencia colonial y siempre atenta a lo que sucede en la denominada
“Françafrique”, impulsó al Consejo de Seguridad a asistir a las autoridades de
Bamako en la difícil empresa de recuperar el territorio perdido. El eterno
conflicto en la República Democrática del Congo experimentó un fuerte rebrote. El
grupo M23 (apoyado desde la vecina Ruanda) intentó avanzar sobre el país con el
objetivo de máxima de tomar el poder. Finalmente los rebeldes lograron capturar
ciudades estratégicas pero no alcanzaron la capital, Kinshasa. Sobre el final
del año, el M23 se encontraba en negociaciones de paz y se comprometía a
retroceder. El asunto africano más importante para las Relaciones
Internacionales es la situación interna del Egipto pos-Mubarak. Este país, de
80 millones de habitantes, es vital por ubicarse sobre el canal de Suez y lindar
con Israel y Gaza. Luego de la caída de Mubarak, el Cairo no ha conseguido estabilidad
política interna. Las autoridades se encuentran fuertemente cuestionadas y las manifestaciones
sobre la ya emblemática “Plaza Tahrir” se incrementaron en los últimos meses
del año. Sin dudas el accionar del nuevo gobierno será seguido de cerca por
Washington e Israel ya que Egipto está llamado a ser una pieza clave en el
conflicto árabe-israelí.
Por último las elecciones presidenciales
de México y Venezuela marcaron la agenda latinoamericana. La victoria de Peña
Neto no apotró significativos cambios a la proyección internacional de México.
El flamante presidente pareciera estar dando continuidad a los grandes
lineamientos de su antecesor, Felipe Calderón. El caso de Venezuela es quizás
más relevante. En la disputa entre Chávez y Capriles no se ponía en juego solo
la primera magistratura nacional, sino también un modelo económico y político,
que por su peso propio, influye de manera determinante en toda la región. La
victoria de Chávez pareció eliminar cualquier posibilidad de cambio, pero su
delicado estado de salud e inmensas dudas sobre su capacidad real de ejercer su
flamante mandato, volvieron a abrir interrogantes tanto para Venezuela como
para sus países aliados. Al mismo tiempo, Sudamérica continuó con su proceso de
fragmentación entre dos modelos económicos. Por un lado los países del Pacífico.
Chile, Perú y Colombia dieron continuidad a su política de apertura económica y
avance en tratados de libre comercio tanto con Estados Unidos como con otras
naciones del globo. En la verdea de enfrente, los países del Mercosur, al que
se sumó en 2012 Venezuela, continuaron con su proyecto algo más cerrado,
focalizado en el desarrollo del mercado común y no tanto en la conquista de
tratados con países extraregionales.
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