miércoles, 11 de enero de 2012

LA REVOCATORIA EN GUADALUPE

La Revocatoria es un legítimo derecho democrático que tiene la población cuando no está de acuerdo con el actuar de una autoridad elegida. Esto sin duda, puede ser tomado como una venganza de los adversarios políticos, o por revanchismos injustos. Pero cuando en plazas y esquinas, en centros poblados y calles se siente ese tufillo de los vecinos y vecinas, que ya no soporta ver tanta ineficiencia de su autoridad, difícilmente podemos llamarlo venganza.

La alcaldesa de Guadalupe es una de esas autoridades de la Provincia de Pacasmayo que se enfrenta ante esta situación de revocatoria. Si bien no hay una encuesta veraz que mida su popularidad, basta que uno pregunte por cualquier calle o plaza del distrito, incluido sus centros poblados, para darse con una respuesta clara de desaprobación.
La población guadalupana pide obras de impacto y transparencia, pero también pide que la autoridad elegida tenga más humildad y respeto hacia ellos, que escuche los clamores y problemas de la gente. Nada de eso ha sucedido con la alcaldesa.
Pienso que más que un problema de ideas y planteamientos (que sobran y abundan), el problema es de personas, porque hay que ser conscientes que por más buena voluntad que tenga la alcaldesa, su problema principal fue elegir a su gente de confianza para trabajar con ella en la municipalidad. Indudablemente las personas de confianza que la alcaldesa llevó a la municipalidad, son inexpertas, que llegaron al puesto a aprender o a descubrir cosas, cuando ya todo está descubierto en la administración pública. Y peor, cuando la alcaldesa está para aprender.
Bajo su año de mandato, la alcaldesa de Guadalupe ha tenido que lidiar con innumerables problemas, a veces provocados por su mal asesoramiento. Y esto empezó desde su juramentación, cuando un mal asesoramiento la hizo juramentar frente a un Congresista de la República, y no frente a su Teniente Alcalde o Primer Regidor, como lo estipula la norma; de ahí mucha agua corrió bajo el puente, hasta hoy que estalla el caso “Mama Pancha”.
Tener malos asesores o malos gerentes te pasa la factura, y también no tener autoridad para manejar una Municipalidad, y peor aún si no tienes el conocimiento suficiente.
¿La revocatoria es un atraso para Guadalupe? De seguro mi respuesta no va a agradar a pocas personas, pero si a muchas. La revocatoria no es un atraso, porque ya la administración pública no es como antes, y por los siguientes motivos: porque ahora al irse una autoridad, ya deja aprobado el presupuesto participativo que elaboró conjuntamente con los miembros de la Sociedad Civil; los funcionarios ediles quedan en sus puestos, hasta que paulatinamente se vayan haciendo los cambios; el cambio de la firma del alcalde ante el Ministerio de Economía para los desembolsos son más rápidos; los proyectos en ejecución o los proyectos enviados al SNIP siguen sus cursos normales.
La nueva autoridad elegida, y para agilizar y mantener el rumbo, tendría que hacer los cambios gerenciales paulatinamente, y no como la actual alcaldesa, que hizo los cambios de las gerencias muy rápido, dejando de lado la experiencia de años de ese personal que se fue de la anterior gestión, y que ahora le está pasando la factura.
Actualmente el piso aún está parejo para la alcaldesa, porque la compra del Kit de revocatoria no significa que ya la revocaron. Aún se tienen que conseguir las 5,917 firmas, y ya depende de la convocatoria que tenga el ciudadano Augusto Sánchez Zapata para obtenerlas antes del 25 de Mayo de este año.
Ahora la pregunta es: ¿La alcaldesa de Guadalupe hará los cambios pertinentes para modificar y enrumbar su actual gestión, o seguirá tan oídos sordos como hasta hoy?
Porque de seguir con su actual manera de trabajar, y con su misma gente en la Municipalidad, yo si estampo mi firma, así me gane la antipatía de pocos y la empatía de muchos, porque no dejaría que mi Guadalupe tenga 3 años más de atraso.

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