martes, 16 de agosto de 2011

OPINION TECNICA SOBRE EL PUERTO DE SALAVERRY

ENFOQUES PARA EL DESARROLLO
MAMERTO RODRIGUEZ RAMOS ( *)

IRREMEDIABLE EROSION DE PLAYAS TRUJILLANAS: DIFICIL DISYUNTIVA ENTRE LAS ALTERNATIVAS DE CONSERVAR LAS PLAYAS O EL PUERTO DE SALAVERRY
URGENTE DECISION POLITICA Y SOCIAL

Cuando se decide construir un puerto, hay dos factores de primera importancia que es necesario tenerlos muy en cuenta: El primero consiste en que en que periódicamente, en mayor o menor grado, necesariamente, se tiene que efectuar labores de dragado de sedimentos, debido a que en la Rada, es decir en el espacio marítimo delimitado, para las operaciones portuarias de las embarcaciones, que viene a ser una zona de aguas tranquilas donde las velocidades de las corrientes son tan bajas, que hacen que las arenas, limos y otras partículas en suspensión que las corrientes arrastran, se depositen gradualmente en el fondo marítimo, hasta que llegado un momento en que su acumulación se torna significativa, que pudiera poner en situación de peligro el tránsito de las embarcaciones que operan en el puerto y es cuando deben operar las dragas o limpia lodos. El otro componente, es que todo puerto, ya sea a corto o largo plazo, en mayor o menor influencia, generará impactos ambientales negativos, entre ellos la modificación de la morfología de las costas y en la ecología marítima, especialmente en la zona de influencia del puerto, siguiendo el sentido de fluencia de las corrientes marinas.

Consideraciones que las tuvimos muy en cuenta en el Estudio de Factibilidad del Complejo Portuario de Bayovar-Piura, que fuera realizado en 1976 por la firma norteamericana SOROS ASS, en la que tuve la oportunidad de participar en su formulación.

PRIMERA PROLONGACION DEL ESPIGON RETENEDOR DE ARENA

En 1989, fui contratado por la Empresa Nacional de Puertos-ENAPU S.A. para efectuar la Supervisión de la primera prolongación del Espigón Retenedor de Arena o más conocido como el Molón de Salaverry, donde alcanzamos 850 metros de longitud de dicha obra descomunal, donde se colocó aproximadamente 100 mil toneladas de rocas proveniente del cerro Carretas ubicado a espaldas del puerto de Salaverry. La construcción de dicha estructura, me pareció un tanto extraña, porque no es usual ejecutarlo como componente funcional en los puertos, no obstante, según las consideraciones técnicas del proyecto, determinaban que su necesidad estaba basada, por cuanto los costos de dragado de los sedimentos del puerto, resultaban ser muy altos, que ponían en peligro la rentabilidad de los servicios portuarios, por lo que era más ventajoso desde el punto de vista económico retener la invasión de las arenas, las que eran significativamente mayores que en otros puertos, mediante el Espigón Retenedor de Arena, ya que su costo disminuía aproximadamente a una cuarta parte, del costo de dragado normal. Sólo bajo esa condición podría mantenerse la factibilidad económica operativa del puerto.
BALNEARIO LAS DELICIAS: PRIMER PERJUDICADO
No obstante, dicha prolongación adicional, ya comenzaba a generar impactos negativos como la destrucción de viviendas en el Balneario las Delicias, aún recuerdo que en el año 1994, cuando construimos el pequeño Molón defensivo de dicho balneario, el Dr. Luis Santa María Calderón, entonces uno de los promotores de la dicha obra, me contaba que antes de que se construyera el Puerto de Salaverry, a una distancia de algo más de 100 metros mar adentro, de la rivera de la playa de entonces, tenía una hermosa casa de verano, la misma, que al igual que decenas de viviendas playeras que conformaban un grato núcleo vivencial de connotadas familias trujillanas, fueron lenta, progresiva e irremediablemente devoradas por el avance de las olas, evidentemente generadas por la construcción del Molón.
BUENOS AIRES: OTRORA HERMOSO BALNEARIO HOY UN PROBLEMA DE SUS POBLADORES DE LUCHA CONSTANTE CON LA PESADILLA DEL AGRESIVO MAR QUE AMENAZA SUS VIDAS Y PERTENENCIAS
Pero lo que de manera devastadora, e inmisericorde estaba y aún hoy está impactando negativamente el Molón, es al balneario de Buenos Aires, la misma que antes de que se construya el puerto de Salaverry, era el lugar de veraneo exclusivo de los trujillanos, allí estaban establecidos las casonas linajudas y la extensión de sus playas era un lugar de innegable solaz no solo para los trujillanos sino también para un contingente significativo de turistas, que acudían a refrescarse y a disfrutar del agradable arte culinario que ofrecían las cebicherías y restaurantes que entonces se esmeraban en su presentación, siendo el más renombrado de ellos el Morillas, cuya construcción integral de madera y ligeramente elevada sobre la superficie de las arenas, era una particularidad atractiva y su ubicación en el centro de la vía, al final de la Av. Larco resaltaba más entre los otro establecimientos. Allí, se presentaban espectáculos artísticos de renombre y en sus salones desfilaron connotados artistas de talla nacional e internacional. Pero a los pocos años de la construcción del Puerto de Salaverry, comenzó a presentarse ciertas anomalías, en la conducta marina, como la salida del mar fuera de la playa, inundando las calles más cercanas a la playa, especialmente en las épocas de bravezas, lo que antes no ocurría. Igualmente los residentes y veraneantes, veían con asombró como la extensión de sus playas se reducía en su ancho y por su lado Sur, comenzó a presentarse en la rivera y en el fondo marino, menudas piedras de canto rodado, las que en una dinámica progresiva iban sustituyendo la suave textura de las arenas. El efecto destructivo de las olas, se fue acrecentado, lento e indetenible, primero se fue devorando el malecón y luego las viviendas más cercanas a la rivera, hasta que hace unos 10 años atrás ante la pérdida de atractivo del balneario bonaerense, por haberse reducido notoriamente la extensión de sus playas y la braveza de las olas, también el viejo restaurant ”Morillas”, corrió la misma suerte, por lo que tuvo que ser demolido, con lo cual se ultimó la pérdida del encanto del balneario de Buenos Aires, quedando sólo la nostalgia de algo que nos brindó muchas satisfacciones. Hoy, del bello Buenos Aires, solo queda una mueca cadavérica de su prestancia arruinada, por los efectos negativos de la construcción del Molón de Salaverry.
SEGUNDA PROLONGACION DEL ESPIGON: 1500 m. MAR ADENTRO MODIFICANDO EL NORMAL FLUJO DE LAS CORRIENTES MARINAS
Bajo las mismas consideraciones de minimizar los costos operativos del puerto de Salaverry, en el año 2002, ENAPU S.A. nuevamente contrató la ejecución de la segunda prolongación del Espigón, para alcanzar los 1050 metros de longitud de esa estructura, puesto que la retención de arenas correspondientes a la primera prolongación ya estaba colmatada y nuevamente se producía la invasión de ellas a la zona portuaria y consecuentemente, incrementando los impactos negativos, que hoy deploramos.
Como se puede apreciar, la construcción del Espigón Retenedor, ha obedecido más a razones de reducción de costos operativos del mantenimiento de los servicios portuarios, ya que de haberse procedido a eliminar el arenamiento de la rada portuaria mediante el procedimiento normal de dragado, las tarifas por los servicios de carga y descarga, hubieran sido tan altas que la competitividad del puerto de Salaverry se hubiera visto amenazada.
Ello, explica que una de las razones por las cuales la concesión del Puerto de Salaverry a manos privadas, no haya tenido la acogida debida, es porque probablemente las empresas interesadas hayan determinado que los costos de dragado son muy elevados, lo que podría hacer no competitivo las operaciones portuarias, puesto que dado los impactos negativos que ha generado las prolongaciones sucesivas del famoso Molón, ya no va a ser posible continuarlas en el futuro, puesto que una prolongación adicional generaría mayores daños en las playas La Delicias, Buenos Aires y Huanchaco, quizá desapareciéndolas y con ello la exclusión de los pocos espacios de esparcimiento y atractivo turístico natural que tiene Trujillo Metropolitano.
TRANSPORTE DE LAS ARENAS RETENIDAS AL SUR DEL PUERTO UTILIZANDO DRAGAS: NO SOLUCIONARIA EL PROBLEMA
Bien, ahora que ha pasado algo más de 50 años de construido, el puerto salaverrino, la naturaleza está expresando con contundencia su impacto negativo, al haber alterado el natural flujo de las arenas, con la construcción del Molón portuario. Dicha situación, que apuradamente se quiere subsanar mediante el transporte de las arenas retenidas al Sur del puerto, utilizando dragas, no es una tarea fácil, tampoco nadie asegura con la confiabilidad debida, de que mediante ese procedimiento se va a restituir las dañadas playas trujillanas. Particularmente el suscrito, que ha observado con bastante detenimiento la mecánica operativa del transporte de sedimentos marítimos en las oportunidades en que participé en la construcción de los referidos espigones, así como en los estudios de factibilidad del Complejo Portuario de Bayovar y en la Rehabilitación del muelle de Chicama, opino que tal operación, solo va a subsanar en algo las dañadas playas trujillanas, por la simple razón de que las dragas, no pueden descargar las arenas a distancias próximas a las actuales playas, por cuanto su calado o profundidad de su casco sumergido, podría chocar con el fondo marino y consecuentemente atascarse, por lo que el procedimiento normal consiste en descargar las arenas a unas dos millas mar adentro, algo así como tres kilómetros de las playas, a esa distancias las corrientes marinas, son más activas y probablemente las arenas descargadas, sean transportadas en su mayor volumen hacia el Norte, siguiendo el flujo de las corrientes. Indudablemente, las fuerzas de las olas, tratarán también de llevar, parte de dichas arenas hacia las playas, pero evidentemente será en menor volumen, el que estimo sea del orden del 20 %. Por lo que dicho incremento de arenas en las playas no va a ser representativo como para sentirnos tranquilos de que el problema pueda estar resuelto, con dicho procedimiento.
Ante tan crítico panorama, qué hacer, cómo revertir, los 50 años de sustracción de arenas. Particularmente el suscrito considera, que la difícil disyuntiva que se nos presenta es que los trujillanos y los que amamos esta ciudad, tenemos que escoger entre el puerto o las playas, no hay alternativa posible, por el momento, las perspectivas de tener puerto y también playas hermosas, aparentemente se tornan excluyentes entre sí.
DESBARATAR EL ESPIGON Y MANTENER CONSTANTE UNA DRAGA
Sobre el particular hace unos años atrás analizábamos, con el Ing° Luis Domínguez, especialista en obras marinas y quien laboró por mucho tiempo en ENAPU, sobre el destino futuro de las referidas playas, llegando a la conclusión de que los daños a las playas trujillanas iban a ser inevitables y continuas, mientras exista el puerto de Salaverry, puesto que la construcción de este Terminal Marítimo, fue construida más por razones políticas y/o económicas, que por razones técnicas, en el entendido de que Trujillo, por ser la segunda o tercera ciudad del Perú en importancia, no podía dejar de tener un puerto, cuando realmente la ubicación geográfica de este Terminal Marítimo, no tiene una vocación portuaria natural, las condiciones climatológicas y marítimas, no son las mejores para la implantación de un puerto de primera categoría, siendo el factor más desfavorable, el arenamiento intensivo que la afecta, a causa de los sedimentos que descarga el río Santa y que son transportadas hacia el Norte por la corriente de Humboldt.
En tal circunstancia, estimo que si se desea mantener el puerto de Salaverry y minimizar los daños en las playas ribereñas, es instalando un sistema de permita el flujo natural de las arenas, inclusive desbaratando el Molón, pero contando con una draga moderna de operación permanente en el puerto, la cual deberá descargar las arenas lo más cerca posible a las playas, así como modernizando las instalaciones, de manera que se minimice los costos de operación integral del puerto. Su defecto, implicará que el puerto de Salaverry no sea competitivo en sus tarifas y en esas circunstancias, probablemente sea más ventajosos para los usuarios, realizar sus operaciones utilizando las instalaciones del puerto de Chimbote, que viene a ser la otra alternativa de solución a la problemática de transporte marítimo para Trujillo, si los 90 millones de soles asignados para resolver el arenamiento de las playas, se destina mejor para ejecutar una autopista de aproximadamente 100 Km de longitud, que vincule Trujillo con Chimbote, o mucho mejor aún, si fuese con la construcción de un ferrocarril como en épocas de antaño, de tal suerte que en un poco más de una hora los productos puedan estar en ese terminal marítimo, el cual no tiene los problemas de arenamiento en la magnitud del puerto de Salaverry.
CONSTRUCCION DE UNA AUTOPISTA O FERROCARRIL PARA TRANSPORTAR LOS PRODUCTOS TANTO DE EXPORTACION COMO IMPORTACION HACIA CHIMBOTE Y RESCATAR A NUESTRAS HERMOSAS PLAYAS COMO UN CORREDOR TURISTICO DE INAGOTABLE RIQUEZA
De esa manera, podría irse progresivamente desactivando el puerto de Salaverry y con ello dar paso al flujo natural de las arenas retenidas, las que en corto plazo, encontrarían el camino que les fue obstruido, así como ver el nuevo renacer de las espléndidas playas de Salaverry, Las Delicias, Buenos Aires y Huanchaco, las que bajo un renovado concepto de explotación de recursos naturales, podría convertirse en otra “Costa Verde” similar al que con mucho énfasis propugna la comuna limeña, o como la famosa Costa Azul en Francia; como una perspectiva de valoración y protección de nuestros recursos naturales, así como de esparcimiento para el millón de habitantes que próximamente debe de tener Trujillo. Particularmente Salaverry se vería favorecida, ya que la extensa y limpia playa que se ha conformado al sur del puerto, por retención de arenas, podría explotarse para el desarrollo turístico, gastronómico y pesca artesanal consiguientes.
Dada la coyuntura actual y la gravedad de la problemática presentada, Trujillo está en la disyuntiva entre tener puerto o playas, pero aún estamos a tiempo de revertir la situación presentada, si aprovechamos la predisposición del Gobierno Central de aportar los 90 millones de soles, los cuales a criterio del suscrito, serían mejor invertirlos en la construcción de la referida autopista o ferrocarril Trujillo-Chimbote, la misma que podría generar todo un eje de desarrollo y con ello, también recuperar lo que desde el punto de vista de ventajas comparativas, resulta ser evidentemente más importante para Trujillo Metropolitano, conservar el paisaje ecológico, turístico y de esparcimiento para la población trujillana, que el tener un puerto que si bien ayuda en las operaciones comerciales, es altamente nocivo para la estabilidad y equilibrio natural de las playas trujillanas.
(1) Por: Ing° Mamerto Rodríguez Ramos- mail rodríguezmamerto@yahoo.com
Referencias:
• ExRegidor de la MPT gestión 1996-98.
• Ex Director de Obras del proyecto Chavimochic.
• Actual Docente en la Universidad Particular Antenor Orrego-Trujillo.
• Consultor de Obras Públicas.

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