Entre el 18 y el 25 del mes de enero pasado, la Iglesia Católica celebra el Octavario por la Unidad de los Cristianos. Tanto antes Juan Pablo II, como actualmente Benedicto XVI han dedicando muchos esfuerzos al ecumenismo en general, y en particular a la unidad de las iglesias que creen que Dios subsiste entres personas distintas: Padre, Hijo y Espíritu Santo; y que la segunda de ellas, el Hijo, asumió naturaleza humana hace dos mil y pico de años interviniendo en la historia de la humanidad como Jesucristo.
Sería un error pensar que tal unidad puede conseguirse mediante un sincretismo religioso que toma cosas de todas ellas, o como una especie de toma y daca en que unas y otras cedan en cuestiones doctrinales importantes. De lo que se trata, en mi opinión, es de que todos nos esforcemos en ser fieles al mensaje evangélico y busquemos con humildad la identificación con Cristo, en donde unos y otros podremos encontrarnos formando parte de un solo rebaño y con un solo pastor.
Con motivo de este octavario, hace bastantes años, le hicieron una entrevista en “La Vanguardia” al Hermano Roger, Prior de Taizé, que como se sabe es una comunidad religiosa de carácter ecuménico. Al preguntarle sobre la unidad de las distintas confesiones cristianas, respondió que era bueno rezar por esta intención, pero que podíamos hacer algo más: “comenzar viviendo la unidad entre los católicos”. Pienso que tales palabras continúan siendo de actualidad.
Últimamente han comenzado a proliferar, dentro de la Iglesia, grupos de opinión de creyentes, de teólogos y de sacerdotes, con carácter marcadamente reinvidicativo, que con cierta frecuencia se oponen a decisiones de la Jerarquía o a puntos concretos del magisterio de la Iglesia. Una muestra reciente la tenemos en la postura sobre la nueva ley del aborto promovida por el gobierno, de distintos religiosos y religiosas catalanes, -algunos de ellos de gran relevancia- de la cual se nos ha dado amplia información en Forum Libertas. Es cierto que también los obispos discrepan a veces, pero suele ser en cuestiones opinables. En lo esencial, tanto en cuestiones de fe como de moralidad, siempre han mostrado una gran unidad entre ellos y con el Papa. Y no me parece que la divinidad de Jesucristo, la ordenación de mujeres, la democratización de la Iglesia, las relaciones homosexuales o la aceptación del aborto en determinados casos, sean cuestiones opinables. No creo que estas discrepancias supongan ningún bien de cara al ecumenismo y a la tan deseada unidad.
Aprovechemos pues el Octavario si somos creyentes para rezar por la unidad de los cristianos, pero no estaría mal que lo hiciéramos también por la unidad de los católicos. Y que en coherencia procurásemos ser muy fieles a las enseñanzas del Papa –sea el que sea- y de los obispos en comunión con él.
miércoles, 3 de marzo de 2010
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