Por Carlos Alfredo Bocanegra García *
El Perú, actualmente, es un claro ejemplo del
acelerado proceso de pérdida de agua, debido a dos eventos que se desarrollan
paralelamente y que de continuar a la velocidad que se manifiestan,
definitivamente explicarían el gran desastre al que nos enfrentaremos en el
corto plazo, como es la destrucción de las fuentes de agua y con ello la vida
misma. Las fuentes de abastecimiento de agua son los glaciares y los bosques.
Para el caso primero, se estima que en 30 años se ha
perdido el 41 % de la superficie glaciar de nuestro país, el caso más
emblemático es el nevado Pastoruri, que hasta la década del 2000 constituía un
atractivo fundamental del turismo nacional e internacional, era espectacular no
solo llegar a la cima sino introducirse en sus cuevas o cavernas cubiertas de
nieve. En el año 2008 se partió en dos y desaparecieron sus cavernas y que por
su tamaño actual ya dejó de ser considerado como un glaciar.
Otro caso importante es la desaparición del nevado
Chonta (fuente de agua de la laguna de Choclococha que abastece a las regiones
de Ica y Huancavelica), que hasta el año 1970 contenía una superficie de 17,85
km2, retrocedió dramáticamente a 1,4 km2 al año 2012 (perdió el 92 % de
superficie glaciar). Es conocido que los glaciares son las reservas de agua dulce en estado
sólido y que su retroceso implica perder agua y con ello las lagunas producto
del deshielo se convertirían en una seria amenaza, pues al principio se
originaría un aumento para luego decrecer hasta su agotamiento.
En el caso de la
deforestación, el Perú pierde 1,500 km2 de bosques amazónicos por año. Datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), señala que para el 2005 la
deforestación alcanzó los 7‘172.554 de hectáreas, siendo los departamentos de
San Martin y Amazonas los más afectados. Mención especial merece la región de
Amazonas donde la deforestación a Nivel
Regional es del 25 %, siendo el 2do Departamento más deforestado, a nivel nacional Utcubamba,
es la Provincia más deforestada en la Región (58 % de su territorio hasta
el 2007).
Se conoce que los bosques cumplen el papel
de sumideros de agua e incrementan la cantidad de lluvia que origina el viento
al trasladar las nubes, la vegetación desprende humedad desde la tierra hacia
la atmósfera (evapotranspiración) que influye en la cantidad de lluvia, pero
además es responsable del aporte de agua a los ríos, pues cuando los bosques
son sustituidos por cultivos, pastos o viviendas, la humedad del suelo
disminuye, lo que a su vez reduce la humedad atmosférica y las precipitaciones
o lluvias. Esto se manifiesta claramente en Amazonas, al observar la
disminución dramática del caudal del agua de la quebrada Magunchal que desde el
año 2003 era de 28.93 m3/sg , disminuyó a 7.34 m3/sg.
Estos hechos dan cuenta o
explican claramente el “stress hídrico” en el que nos enfrentaremos sino se
toman acciones y medidas a nivel nacional, regional y local. Se tiene reportes
de enfrentamientos por el recurso agua entre diversas regiones, conflictos
entre instituciones y entre usuarios de una misma cuenca, cuando ésta forma
parte de dos o más regiones (Moquegua vs Tambo, Chavimochic vs Chinecas, Alto
Piura vs Olmos, Mantaro vs Sedapal, Tacna vs Puno, entre otros). Particularmente hasta ahora
no entiendo la factibilidad ambiental si la hay de la tercera etapa del
proyecto Chavimochic.
No sería nada raro o de
película que en el corto plazo tengamos cerros pelados en las cordilleras y
desiertos en la selva, es tiempo de tomar conciencia y emprender proyectos de
mitigación y/o recuperación de tan importantes ecosistemas para la
supervivencia de la vida. No se puede afirmar si todavía estamos a tiempo para
salvar lo poco que nos queda, pero al menos debemos intentarlo, este sería el
mejor homenaje por el día mundial de la tierra que se celebra el 22 de marzo.
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